Un dialogo sin ritmo
12/01/03
La voz se entrecortaba. Se deslizaba entre mis dedos el suave eco de su piel de caramelo.
¿Cuantos años hacía que la conocía?
Más de cuatro, y seguía siendo el amor de mi vida. Hoy no la volveré a ver. Desapareceré debajo de sus lágrimas y entenderé el sentido de las palabras que un día me dijo:
-Mañana despierta tú a la niña, cuando regreses, ya no estaré aquí- sollozó en la cama.
-¿Qué quieres decir, con esos de que "no estaré"?- pregunté sin inmutarme.
-Tendrás todo el tiempo del que careces ahora. Te levantarás solo y descubrirás la vida sin tu mujer.
-Esto parece surrealista. Estamos en un diálogo paralelo, del que no somos capaces de entender quién dice algo coherente- seguía sin inmutarme.
-Mi vida ya no te pertenece. Es un serio error que intentes buscarme. Dejalo ya, es un error- seguía llorando, cada vez más desconsoladamente.
-¿Qué intentas contarme?- me giré y ya notaba el perfume de su ausencia.
No la volví a ver más. Oí la voz que se volvía a entrecortar. Apagué el ordenador y supe que lo que me dijo era todo mentira.
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